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A Perú en bus

A Perú en bus

Por Nicolás Boggione

 

Quisiera compartir mi experiencia de viaje por el norte argentino, Chile y Perú, con el Machu Picchu como el destino estrella de este recorrido realizado en bus. La elección de este medio de transporte para recorrer la distancia que nos separa de la mágica ciudadela Inca, tiene su origen en la posibilidad que brinda el medio; de tener un contacto más directo con los lugares que se visitan y transitan, además de permitir recorrer mucho más en un determinado espacio de tiempo. Fueron en total 16 días -con sólo tres noches a bordo- que podría dividir en tres grandes partes: de conexión, el viaje en si mismo y el regreso.

 

La conexión

Partimos en plan grupal desde la ciudad de Córdoba por la tarde, para pasar toda la noche a bordo y amanecer ya en otro destino, en la ciudad de Salta. Luego del desayuno, el recorrido nos guía hacia la vecina Jujuy, con una parada en Purmamarca, con el famoso y pintoresco Cerro de los Siete Colores como telón de fondo. Y aquí haría la primera recomendación: debido a la altitud y clima seco de la zona, hay que usar siempre sombrero, protección solar alta y lentes de sol. De ser posible, también proteger los labios y lo que es muy importante ingerir mucho líquido (agua lo mejor), comer liviano y andar y hablar poco y pausado. Teniendo en cuenta que no sólo es un tema de altitud, sino de las diferencias de altura que se van experimentando a lo largo del viaje, que van en un rango amplio desde los 4800 metros de altura hasta bajar al nivel de mar, en la costa chilena. Igualmente, no hay que tenerle miedo al mal de altura o de montaña, llamado coloquialmente  apunamiento o soroche, ya que los síntomas son leves (dolor de cabeza, agotamiento físico) y pasan apenas se desciende. Y mientras menos se piense en ello, mejor.            

Luego de esta parada, el recorrido sigue por la Cuesta de Lipán, camino a las Salinas Grandes. En ambos casos, el entorno natural es increíble y en las salinas realizamos algunas paradas para tomar fotografías de este escenario atípico, totalmente blanco. Atravesando las salinas, continuamos el recorrido hacia Susques, un pueblito de adobe muy pintoresco, donde tendremos nuestra primer noche de hotel. Aquí la hotelería es sencilla, pero con servicios muy completos.

AL día siguiente, temprano, nos subimos nuevamente al bus para pasar hacia Chile, por el paso de Jama, ubicado a 4800 m.s.n.m. Se trata del único paso limítrofe con Chile que permanece abierto todo el año, con sol garantizado debido a la falta de precipitaciones del clima reinante, y por la ausencia de nieve, a pesar de la altitud.

Por allí se ingresa a San Pedro de Atacama, primer pueblo del lado chileno. Y aquí viene la segunda recomendación: conviene siempre llevar dólares y no pesos argentinos, ya que se gana mucho con el cambio. Aquí se puede visitar el Valle de la Luna o bien hacer sandboard, ya que se trata de una zona desértica. Aquí nos encontramos a unos 2500 m.s.n.m., en una planicie en altura, desde donde descendemos hacia Arica, una ciudad de mar. Sin olvidar el paso por las minas de Chuquicamata, de presencia monumental, y de tal magnitud que hasta se observan con detalle desde Google Earth.

La impresión que deja Arica es la de las ciudades chilenas en general: son limpias y ordenadas y uno se encuentra con gente por sobre todas las cosas amable. En esta ciudad nos quedaremos una noche también, para dirigirnos al día siguiente hacia Arequipa, ya del lado peruano, cerrando esta etapa que he denominado de conexión.         

 

Perú

Otra de las recomendaciones que daría es que, debido a la gran cantidad de recambio de hoteles y noches en diversas localidades, se debe llevar sólo el equipaje básico y necesario, teniendo en cuenta que en general las temperaturas descienden por las noches a 5º-7º y los días son cálidos, rondando los 18º-25º. Lo mejor es llevar una mochila de mano y utilizar la modalidad de vestimenta por capas.

Ya en Arequipa, donde pasaremos dos noches, nos encontramos con una de las tantas particularidades del Perú: las diferentes versiones que constituyen la historia del país, sus mitos y el misterio que rodea cada uno de sus rincones. En el caso de Arequipa, porque es llamada la Ciudad Blanca, según una versión por haber sido una localidad benévola con la llegada de los blancos al nuevo continente, que supo albergar a los españoles en la conquista. Aunque, según otra teoría, el calificativo proviene de la blancura del sillar, piedra volcánica abundante por esta zona, con la que fueron construidos sus magníficos templos. Como fuere, se trata de la segunda ciudad más densamente poblada de Perú (después de Lima), con una importante variedad de edificios históricos para visitar. También se puede salir de la ciudad y visitar su campiña al pie del Misti, hermoso cono nevado de más de 5500 m.s.n.m.

Desde allí nos dirigimos hacia Cusco, ciudad emblemática, punto de partida para el famoso Machu Picchu, donde descansaremos también dos noches. Cusco es una oportunidad única para acercarse a la influencia ejercida por el poder colonial, a través de sus construcciones, de cada templo, la Plaza de Armas, sus barrios, etc. También para adentrarse en la cultura incaica, a través de la visita a diferentes sitios arqueológicos que dan cuenta de la magnitud de esta civilización. Hay cuatro de especial relevancia: Sacsayhuaman, Kenko, Pucapucara, Tambomachay.

Y como el turismo está siempre presente aquí, la vida nocturna es agitada en Cusco, con una muy buena oferta de coctelería. ¡Incluso hasta Fernet! La comida en general es bien diferente a la nuestra, con una dieta a base de verduras y arroz, mucha variedad de sopas y carne de alpaca. Además, comer en Perú resulta económico para el bolsillo del viajero.

Luego de esas dos noches en Cusco, nos vamos en combi a lo que se conoce como el Valle Sagrado de los Incas, donde además de ruinas también hay varios puestos de artesanías bien típicas. Finalmente nos acercamos a la estación de trenes de Ollantaytambo, desde donde partimos hacia Aguas Calientes, un pueblo que está al pie de la ciudadela de Machu Picchu. Se trata de una localidad pedestre, por lo que no hay vehículos y todo lo que llega hasta allí es por el tren. Los únicos vehículos son los minibuses que se encargan de llevar al turismo desde Aguas Calientes hasta Machu Picchu. Allí pasamos la noche, con posibilidad de conocer el pueblo, sacar algunas fotos y hacer baños termales, de ahí el nombre del pueblo. Hay además una muy buena gastronomía para disfrutar, bares, música, Internet… todos los servicios para el turista.       

La gran ventaja de dormir en Aguas Calientes es que al otro día a la mañana bien temprano nos vamos para Machu Picchu. Son 15 minutos de viaje y una vez allí, se siente una energía particular que te moviliza. Es simplemente mágico. Hay un circuito circular que permite recorrer el espacio (que comienza con la vista de la típica imagen del Huayna Picchu) y llegar a la piedra sagrada de los Incas, la que en el Inti Raymi marca el comienzo del año nuevo de los Incas. Luego los visitantes pueden quedarse a contemplar donde gusten. En el lugar además hay todos los servicios.     

Luego regresamos hacia Cusco, pasando por Aguas Calientes primero y luego en tren hasta Ollantaytambo. El resto del trayecto se hace en combi, pero por un circuito diferente al de ida, rodeando de esta manera todo el Valle Sagrado.  

Pasamos dos días más en Cusco en lo que es un espacio de descanso y de reflexión respecto a todo lo hasta ahora vivido.

Luego de estos días nuestro recorrido continúa hacia Puno, en las puertas del Lago Titicaca, donde también hacemos noche. Una vez en el puerto, nos subimos a unas embarcaciones que nos llevan hasta la Isla de los Uros. Se trata de islas flotantes, hechas con totoras donde viven estos particulares pobladores indígenas. Allí tiene sus casas, donde comen y viven de esta planta, con el que también construyen sus embarcaciones.

Hasta aquí podría decir que es la parte más rica y turística del viaje. Y si bien nos quedan varios días de viaje, ya comenzamos con el regreso, teniendo en cuenta las grandes distancias que nos quedan por recorrer.

 

El regreso

Luego de Puno nos dirigimos hacia Tacna, también en Perú, donde nos quedamos una noche. Es una ciudad importante en cuanto a su actividad minera y se puede recorrer su parte céntrica. Al otro día cruzamos hacia Chile nuevamente, pero en este caso hacia Iquique, una ciudad portuaria muy grande, donde se ubica el segundo puerto chileno más importante. Es zona franca, y tiene un shopping conocido como Zofri, donde se pueden adquirir diferentes productos a buen precio (perfumes, bebidas, electrónica, etc.). En Iquique también se puede recorrer la playa, dividida en dos zonas: la Brava y Covancha. También el centro y nos quedamos a pasar la noche.

Al otro día emprendemos el regreso hacia Argentina, vía San Pedro de Atacama, para llegar a Tilcara –Jujuy-, donde luego de recorrer la localidad y realizar las últimas compras de rigor, pasamos la noche, la última del tour. A la mañana siguiente dejamos el norte argentino, para finalmente regresar por la tarde – noche a la ciudad de Córdoba, luego de 16 días de increíbles paisajes y el contacto con una gran diversidad cultural.      

 

 

 

INFOGRAMA PERÚ / CHILE

Idioma: castellano, quechua

Moneda: 3.09 PEN (sol peruano) = 1 USD = 507 CLP (pesos chilenos)

Documentación necesaria: DNI o Cédula Federal  

www.peru.info, www.chile.com

 

Mirá fotos relacionadas con este destino acá (Fotos gentileza Alejandro Cerrutti - Rolling Travel)

1 comentario

Jordan Flight 45 -

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