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Viaje a lo bíblico

Viaje a lo bíblico

Por Pablo Sigismondi

 

 

¿Por qué un viaje a lo bíblico?

Porque es un viaje a los orígenes de nuestra cultura, de nuestra religión y de nuestra civilización, ya que abarca lugares que son imprescindibles si uno quiere entender las problemáticas del mundo de hoy y lo que fue en la antigüedad.

Vamos a hacer un viaje que en su recorrido incluye a Egipto, Jordania, Israel y que va a concluir finalmente en Dubai.

Decimos que es a lo bíblico porque es un viaje en el que vamos a visitar esos centros espirituales de la humanidad que tienen su epicentro en la ciudad santa de Jerusalén, una ciudad considerada sagrada para las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el Islam.

Vamos a visitar Belén, el sitio de nacimiento de Jesús. Vamos a visitar también Jericó, el Mar muerto, el río Jordan donde Jesús se bautizó. En Jerusalén vamos a visitar tres templos sagrados: la Mezquita de la Roca –considerada el tercer lugar santo del Islam-; la Iglesia del Santo Sepulcro, centro espiritual de la cristiandad y el Muro de los Lamentos, epicentro de la religión judía.

En Egipto vamos a explorar su magia en lugares de 4500 años de antigüedad, como las pirámides de Gizah, que siguen deslumbrando a quienes las contemplan; también vamos a navegar por las míticas aguas del río Nilo, el más largo del planeta. Luego nos dirigiremos hacia Jordania, donde estaremos –entre otros lugares- en la maravillosa ciudad de Petra, tal vez la joya más impactante que se pueda conocer. Finalmente, concluiremos este periplo en la ultramoderna ciudad de Dubai en los Emiratos Árabes. 

Valga decir que también vamos a ver cosas desagradables, como el muro que separa los Territorios Ocupados de Palestina e Israel. Pero es parte de la realidad que se vive allí y que no se puede obviar. Diría que es un viaje que nos va a permitir abrir los ojos sobre la cuestión religiosa, que a veces vemos como tan lejana, fuera de la vida cotidiana en nuestra sociedad. En efecto, descubriremos que en aquella parte del mundo se vive todo el tiempo y en cualquier lugar la religiosidad en el ambiente: hay una especie de atmósfera o clima religioso las 24 horas del día, especialmente en Jerusalén.

Como broche de oro del viaje y también como para relajarnos un poco de tanta espiritualidad y carga mística, los últimos días en Dubai van a ser de tranquilidad, alojados en hoteles de máximo confort y con la opción de hacer compras de productos de última tecnología. Porque, de alguna manera Dubai es el Hong Kong del Oriente Próximo, donde están los adelantos más sorprendentes. Además, nos va a maravillar la arquitectura de Dubai, lo que se ha construido y lo que se está construyendo.   

 

Si tuviera que destacar uno de estos lugares, sería…

Destacaría en primer lugar Jerusalén, ya que cuando se ingresa a la Ciudad Vieja, pareciera que el tiempo no ha transcurrido desde épocas milenarias. Además por la espiritualidad que emana de sus templos, de su gente…

Destacaría también las pirámides de Egipto, porque es como tener 4500 años de antigüedad frente a nuestras narices…

Por último, la ciudad de Petra. Pocos lugares en el mundo tienen la magia de poder entrar (a pie o montado en un burro) por un largo desfiladero natural excavado por el agua, el llamado siq, hasta toparse con el Templo del Tesoro…

Petra es una ciudad de kilómetros, kilómetros y kilómetros de templos y edificios excavados en la roca, que finaliza en un lugar en el que vamos a subir casi mil peldaños tallados en la montaña, para llegar al más gigante y grandioso de todos los templos que tiene Petra, que es el Templo de la Urna. Un templo que tiene la increíble dimensión de 35 metros de alto por 53 de ancho y es una fachada magnífica. Luego allí es posible ver la puesta del sol. Cuando uno ve los interiores (a los que no siempre se puede acceder) de estos edificios, nota la vista queda asombrada ante el decorado natural, porque todas las formaciones de las montañas están adentro, son parte de la arquitectura misma. Y se ven colores y formas maravillosas.

 

Recomendaría…

Recomendaría un buen sombrero, mucha agua mineral, ganas de caminar, especialmente para Petra, Jerusalén y las pirámides. Para dar una idea, rodear las pirámides implica una vuelta a la manzana de 5 kilómetros en medio del desierto. Si los viajeros se animan, podremos experimentarlo también, porque justamente la idea de estos viajes es presentar opciones diferentes a lo que normalmente se ofrecen en algunas excursiones. Recomendaría también llevar una Biblia, para que los textos bíblicos (más allá de las creencias de cada uno) ayuden a interpretar mejor lo que iremos conociendo en los distintos lugares, para entender mejor esta parte de la historia que vamos a ir viendo. Creo que para las personas creyentes la energía que siente por ejemplo en el Santo Sepulcro, en la Piedra de la Unción por ejemplo -donde fue colocado el cuerpo de Jesús al ser bajado de la cruz- es una experiencia de tipo mística que creo no existe en otro lugar de la cristiandad, ni aún en el Vaticano, por su carga emocional e histórica. Creo también que tenemos que prepararnos para mucha tolerancia, mucho diálogo y mucha comprensión con las otras creencias.

 

En qué te podría cambiar la realización de este viaje

Es un viaje que debería aportarnos mucha luz al diálogo interreligioso, a la posibilidad de ayudar a esta parte del mundo a que pueda alcanzar la paz, una convivencia pacífica, especialmente entre el pueblo palestino e israelí. Por lo que es la Tierra Santa y Jerusalén, creo que podría ayudarnos a la idea de la convivencia entre las diferentes religiones, ayudarnos a entender la diversidad y sobre todo que podamos aportar nuestro granito de arena en acercar a estos pueblos que tanto dolor y sufrimiento han tenido y siguen padeciendo en nuestros días. Como argentinos, tenemos la posibilidad de dar un ejemplo de convivencia pacífica en nuestra tierra de esas creencias, ya que aquí todos convivimos en armonía. Para los creyentes, deseamos también a que este viaje nos ayude a entender más y mejor nuestra propia fe y nuestra mirada sobre la fe. En definitiva, debemos recordar que este viaje es un encuentro al centro geoteológico de la humanidad, al centro de la espiritualidad de las religiones del Libro.

 

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